Esta noticia me permite continuar con la serie de Eficacia Visual, esta vez se trata de la habilidad visual: CONSCIENCIA PERIFÉRICA.
Esta habilidad de cada ojo es la capacidad para percibir todo lo que hay a nuestro alrededor, aunque concentremos nuestra atención en un estímulo concreto.
¿CÓMO OCURRE ESTO?
Toda nuestra retina está dividida en "pixeles" que son sensibles a la luz. Estas células nerviosas se llaman CONOS y BASTONES (fotorreceptores).
Cuando nosotros fijamos nuestra atención en un estímulo concreto, este estímulo es captado por las células nerviosas de nuestra RETINA CENTRAL, es decir por los CONOS de nuestra fóvea (13). Son las células nerviosas de la retina central que transforman la imagen luminosa del estímulo en señal nerviosa que llega a nuestro cerebro. En nuestras fóveas (nuestro punto de retina de máxima visión) sólo existen conos y según nos vamos alejando de esta área, la proporción de conos va disminuyendo y va aumentando la de los BASTONES. Cuanto más periférica sea la retina, más bastones hay y no hay conos.
“La fóvea, que contiene únicamente conos, cubre sólo 1º de ángulo visual; y la mácula circundante, solamente unos 5º. La fóvea que en general es la diana de la visión central, abarca por tanto sólo un porcentaje muy pequeño de lo visible.”
Más allá de la mácula comienza la retina periférica.
Quizás alguno hayáis oído que los conos son los que nos permiten ver los colores y cuando hay luz ambiente, y los bastones cuando estamos en la oscuridad. Es cierto. Pero además de esa función, nuestros bastones nos permiten no chocarnos con las cosas cuando hay luz. Por tanto, son los responsables de la CONSCIENCIA PERIFÉRICA.
DESARROLLO DE ESTA HABILIDAD
Esta habilidad está íntimamente relacionada con otra que es el CAMPO VISUAL, una habilidad también monocular o de cada ojo. Es la porción de espacio que es capaz de captar el ojo inmóvil en un momento dado y que nos permite tener una visión amplia de todo lo que hay a nuestro alrededor.
Esta habilidad se desarrolla según el bebé va creciendo. El campo visual del recién nacido es reducido y central, y según va desarrollando su agudeza visual (sus conos o retina central), al mismo tiempo va desarrollando su retina periférica, permitiéndole aumentar su campo de visión y estimular su consciencia periférica.
“Estudios sobre cambios en el nivel de la neurona, la mielina y la sinapsis revelan que después de nacer tiene lugar un desarrollo considerable.
- Cambios en la longitud y la densidad de los conos de la mácula que no alcanzan el estatus de adulto hasta la edad de 4 años.
- Desarrollo de células parvocelulares (centrales) en el núcleo geniculado lateral (NGL), que alcanzan el tamaño adulto hacia el final del primer año; el desarrollo magnocelular (periféricas) tarda el doble.
- Grandes aumentos de la mielinización del nervio óptico durante los 2 primeros años de vida que sigue después a un ritmo inferior.
- Un patrón de densidad sináptica creciente en áreas corticales que se produce durante los 8 primeros meses, seguido de una gradual disminución en el número de sinapsis en el nivel adulto, que es aproximadamente el 60% del valor máximo a los 8 meses y que no se alcanza hasta más o menos los 11 años.
Fuente: Trastornos del desarrollo: un enfoque neuropsicológico (LIBRO)
EN QUÉ AFECTA TENER ESTA HABILIDAD MAL DESARROLLADA
- Lector lento
- Se salta renglones o necesita el dedo como guía
- Mala coordinación ojo-mano gruesa (deportes, bici, correr,…) y fina (dibujar, pintar, escribir, copiar…)
- Mal equilibrio dinámico
- Se tropieza con las cosas o se cae con facilidad.
- Más propensos a desarrollar una miopía funcional o que le aumente.
- ALTA CONCENTRACIÓN EN LA TAREA QUE HACE
- Dificultad al conducir porque no es consciente de todo lo que ocurre a su alrededor, sólo es capaz de concentrarse en una sola cosa.
CÓMO ESTIMULAR ESTA HABILIDAD
Cuando un niño o un adulto tiene un ojo vago, y es debido a una falta de desarrollo (no a una patología), una de sus características es que tiene una baja agudeza visual, es decir, el ojo vago ve mal. Esto se traduce en que la fóvea (los conos centrales) de la retina de ese ojo está menos estimulada. Pero esta disfunción puede estimularse mediante terapia visual.
Pero como dice el artículo antes mencionado, nos estamos haciendo cada vez más ciegos a lo que hay a nuestro alrededor. Eso quiere decir que cada vez utilizamos menos nuestra retina periférica (nuestros bastones).
“Cada vez es más frecuente ver a personas que caminan por la calle mirando la pantalla, leyendo un correo o tecleando precipitadamente un mensaje mientras sortean los obstáculos.”
Esto pasa porque las tecnologías nos están haciendo tener una atención cada vez más central, y estamos perdiendo la CONSCIENCIA PERIFÉRICA. Que quiere decir esto, que estamos acostumbrados a hacer tareas que precisan de nuestra atención concreta en un estímulo, ya sea un libro, ya sea un ordenador, ya sea un móvil, etc. Todo además, tarea cercana. Y cuanto más cerca, nuestra atención es más central o focal, es decir, empleamos nuestras fóveas y nuestros conos, pero cada vez utilizamos menos nuestros bastones o retina periférica. Esto es precisamente lo que hace que suba una miopía funcional o que incluso que aparezca debido a mucho estrés visual cercano.
Las soluciones que buscan a este peligroso problema (prohibir los móviles, mejorar los programas de reconocimiento de voz, pantallas transparentes, luces parpadeantes o protectores de objetos en el entorno) podrían ayudar, pero algunas parecen incluso absurdas.
ESTA HABILIDAD TAMBIÉN SE PUEDE ENTRENAR. La consciencia periférica es una habilidad visual más que esta infra- estimulada. Precisamente andar mirando un estimulo como un móvil pero SIENDO CONSCIENTE DE TODO LO QUE HAY A TU ALREDEDOR, estimula esta habilidad. Al principio es algo que tienes que hacer de manera consciente, pero según vayas haciéndolo y vayas metiendo más dificultades a la actividad, más automatizada se hará. Por tanto, aunque no sea seguro andar escribiendo un mensaje en el móvil o leyendo un libro, serás más capaz de hacerlo sin riesgos.
Otras opciones que tienes:
- De pie quieto, mirar a lo lejos un estímulo quieto también (un cartel, una persona, una planta…) mientras eres consciente de todo lo que hay a tu alrededor, COSA POR COSA.
- Andar mirando al fondo un estímulo (coche, árbol, pájaro, niño,…) mientras eres consciente de todo lo que hay y se mueve a tu alrededor sin mirarlo directamente.
- Leer siendo consciente de todo lo que hay a tu alrededor, no sólo de toda la página del libro que lees, sino también todo lo que hay en la mesa, o incluso lo que hay alrededor de ti. Para ello, la DISTANCIA DE TRABAJO juega un papel muy importante, ya que cuanto más cerca estés del libro menos campo visual tienes y serás menos consciente de lo que hay alrededor.
- Juegos en equipos con pelotas pequeñas donde te las tirarán sin que tú sepas quién.
- Con un libro fíjate en una plabra e intenta leer otra que no miras directamente. Cuanto más alejada esté la palabra de la que estás fijándote, mejor consciencia periférica tendrás.
Cuanto más relajado estés, tu consciencia periférica funcionará mejor. Al principio como decía, harás todo esto de forma consiente pero según vayas automatizando esta habilidad, podrás trabajar más relajado y más eficientemente en tu día a día.